Hacia una poética del doble, el espejo y el híbrido
Todo este trabajo con los transductores y la manipulación de otro tipo de altavoces tiene un trasfondo poético, no es un
proceso de experimentación per se, sin una idea o planteamiento detrás. Desde hace años he sentido una fascinación por
la hibridación, por generar situaciones a través del sonido en las que un instrumento se desdibuja, se mezcla con otro,
se transforma en un “meta-instrumento” de difícil identificación. En este sentido, he trabajado con diferentes posibilidades:
superponiendo entre sí la materialidad acústica y sonora de un instrumento concreto con fuentes muy alejadas de su
idiosincrasia (por ejemplo, en mi ópera Gyre and Gimble, la voz de los cantantes era proyectada a las cajas de resonancia
y las cuerdas de instrumentos de arco a través de transductores, generándose híbridos entre la voz y el universo tímbrico
de estos instrumentos). Otro proceso que me ha interesado, sin embargo, es trabajar desde la proyección del sonido
pregrabado de un propio instrumento sobre sí mismo. Por ejemplo, en Room and Elbow, el chelista, por medio de un
transductor, proyectaba sobre las cuerdas y la tapa superior su propio sonido pregrabado. Este es un planteamiento que me
resulta interesante: concebir el instrumento como una suerte de espejo deformante de sí mismo, como una superficie en la
que su propia sonoridad se va a proyectar, filtrar y modular acústicamente. En estos casos, se da un proceso de saturación
en la identidad del instrumento: éste se refleja sobre sí mismo y da lugar a una nueva materialidad sonora. Con esto, trato
de explorar un tema diferente: la poética del doble y del espejo. El espejo es concebido metafóricamente como un artefacto
para el extrañamiento, un lugar en el que convive lo real y lo ficticio en un equilibrio frágil, en el límite.
En Points and Latitudes, el tamboril es utilizado en ocasiones como “espejo acústico” de algunos de los materiales que
son interpretados por el ensamble. De esta manera, en algunos pasajes de la obra, se crea un reflejo directo entre ambos
entornos sonoros. Esta relación se establece también, como ya he mencionado, entre el altavoz del percusionista y el t
amboril. No obstante, el tamboril es una caja de resonancia que, a su vez, modifica la naturaleza acústica de los materiales
proyectados a través del transductor, funcionando de esta manera como un pequeño espejo deformante. Este proceso
podría compararse también con la idea de anamorfosis
El sentido de lo experimental: hacia un sonido propio, “los sonidos nuevos no existen”
He reivindicado anteriormente mi interés y la fascinación por el sonido que, desde mi punto de vista, sigue teniendo
vigencia en una época en la que lo visual (y quizás lo conceptual) imperan con fuerza. En el extraordinario libro
Fuera de Tono, de Alberto Bernal, se señala lo siguiente:
Hoy en día, si bien quizá es un poco arriesgado afirmar que hemos escuchado todas las combinaciones posibles de
sonidos, no lo es tanto decir que rara vez encontramos alguna combinación que nos sorprenda.Y aquí surge la primera
pregunta ante la encrucijada: ¿es importante la sorpresa? (Bernal, 2024)
Estoy de acuerdo parcialmente con esta afirmación y me parece legítima la pregunta. En mi opinión el concepto de lo
sorpresivo es superficial. Tratar de legitimar un discurso musical desde el puro efectismo, desde “los sonidos casualmente
encontrados” es anacrónico y posiblemente banal. Y en ese efectismo también entran de lleno los clichés del audiovisual
o del relativismo cultural. Creo que, en realidad, lo interesante no está en el proceso de hallazgo de nuevos efectos,
nuevas técnicas (en último lugar nuevos sonidos) sino en configurar, en sentido amplio, unos rasgos de estilo sólidos y una
poética clara que cristalicen a través de una materialidad sonora concreta.
No se trata por tanto de establecer un contexto de apreciación de lo nuevo, sino de crear un entorno poético personal en el
que el sonido sea una herramienta necesaria.
Bernal, Alberto (2024). Fuera de Tono, la música de nueva creación ante su desbordamiento. Valencia: EdictOràlia LLibres